Recordando viejos tiempos,cuando tenia 6 años tuve de regalo mi primer camiseta de Gimnasia y Tiro. No recuerdo la
marca pero si recuerdo que solamente tenía el escudo en el pecho sin publicidad y era cuello polo, tuve una enorme y profunda emoción al ponérmela
por primera vez
Era una rara sensación el sentirla en
la piel uno sentía que vestía algo distinto y ni que hablar del orgullo de
poder mostrarla frente a mis amigos.
La primera ocasión de vestirla
fue en una salida del colegio primario. Recuerdo haberla llevada dobladita en
un bolso junto con una toalla y una galletas. El partido se armó entre los presentes,
pisadia de por medio, unos de un lado y otros del otro, arcos con bultos de
ropa y a rodar la pelota.
La sensación de jugar por primera vez
un partido con la camiseta de Gimnasia y Tiro puesta era única y mágica. Nunca
me había sentido así , casi con la sensación de ser un jugador de la primera
con el pecho inflado de orgullo .Nada más me importaba que tratar de hacer
valer mi condición de jugador de Gimnasia y Tiro y con seguridad jugué ese
partido como si fuera una final del mundo. Me sentía distinto, esa camiseta me
había hecho jugar mejor que nunca y ya nada sería igual.
Llegó el tiempo de lavarla y el
descubrir que se había desteñido el celeste y con cara de sorprendido le
pregunte a mi vieja que había pasado y si podía volver a tener esa camiseta el
color original con la obvia respuesta que no .
Mi frustración fue grande ya no era
la misma camiseta y mucho menos al tratar de ponérmela y descubrir que me
apretaba por todos los costados y que casi no me dejaba respirar, mi cara de
tristeza y bronca presagiaban que quizás no iba a poder volver a usarla y
tratando de conservar el recuerdo de la primera vez...la doblé y la dejé
guardada en mi ropero. El crecimiento corporal no ayudó a que hubiera una
segunda oportunidad y esa camiseta quedó guardada entre mi ropa por muchísimos
años hasta que en alguna oportunidad mi vieja la fletó sin avisar.
Recuerdo hasta hoy esa primera vez
hasta tengo la sensación de tener un olor particular que emanaba de esa
camiseta gloriosa.
Otras camisetas con el tiempo no
llegaron a trasmitirme nunca esa sensación mágica de la primera vez y única en
que la usé, es casi como el primer amor...nunca se olvida.
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